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LA SINGULARIDAD DE LA «ADAPTACIÓN» HUMANA AL MEDIO

LA SINGULARIDAD DE LA «ADAPTACIÓN» HUMANA AL MEDIO 

 

El mundo se cae, fin del "sueño americano": la crisis financiera causa del aumento de suicidios; un residente de Los Ángeles de 45 años, al parecer agobiado por sus problemas financieros, mató a su esposa, a sus tres hijos y a su suegra en EEUU; aumenta el número de autolesiones en tiempos de crisis, incremento de los estados depresivos ante la incertidumbre laboral: son algunos de los titulares aparecidos en los últimos tiempos en los medios de comunicación;  adaptación o inadaptación laboral, escolar, familiar, psicológica, social…

 

Organismo y medio ambiente, individuo y entorno, ambiente, hábitat, contexto son realidades indisociables, ineludibles para el organismo viviente. Un adecuado ajuste del organismo a su medio es fundamental para la supervivencia de dicho organismo. Por otra parte, desde  la OMS se concibe la ”salud” como el estado de bienestar físico, mental y social de un individuo. La salud implica que todas las necesidades fundamentales de las personas estén cubiertas: afectivas, sanitarias, nutricionales, sociales y culturales y ello supone la adecuada armonía del individuo con el entorno en el cual uno se encuentra inmerso.

 

En la coyuntura histórica por la que estamos atravesando y los constantes cambios que vivimos en el seno de nuestras sociedades, sometidos como estamos a circunstancias cambiantes de todo tipo, a la necesidad de acomodarnos a situaciones inéditas y a transitar por escenarios novedosos para la mayoría de nosotros, es pertinente que abordemos uno de los concepto básicos en torno al cual gira la comprensión del funcionamiento del mundo circundante, el concepto de “adaptación”  y sus implicaciones tanto a nivel filogenético o evolutivo de nuestra especie como posteriormente a nivel de cada individuo.

 

 La “capacidad de adaptación” de cualquier organismo a su entorno, a nuevas circunstancias, a situaciones inesperadas, a escenarios insólitos, resulta esencial para la supervivencia de cualquier individuo. E igualmente ocurre con la especie humana.

 

 

 

 

Se ha discutido mucho sobre el momento en el que el ser humano empezó su existencia, dentro de la evolución de los seres vivos. Así mismo se intenta establecer sus entronques con otros animales semejantes a él por su constitución física. Las creencias religiosas con sus explicaciones de tipo mítico han elaborado en cada religión sus propias respuestas como solución al problema. Durante siglos se creyó que las especies eran inmutables y que fueron creadas tal como son, de acuerdo con la historia literal bíblica. Pero, en 1859, Carlos Darwin demostró que las especies eran susceptibles de cambios graduales, o evolutivos, a través del tiempo, a fin de que otras nuevas pudieran surgir. Darwin también mostró la forma mediante la cual los cambios ocurrían: la llamada selección natural. En la lucha por la vida, las formas que mejor se adaptan al ambiente que las rodea gozan de ventajas y tienden a sucederse y multiplicarse. Similarmente, aquellas formas que se conservan cambiando cuanto el medio ambiente cambia, tienden también a sobrevivir, mientras otras criaturas más especializadas perecen.

 

 

 

Concepto de “adaptación”

 

“Adaptación” originariamente significa un cambio en la estructura o conducta de un ser vivo, suele tener un valor de supervivencia. Indica también cualquier cambio beneficioso de un organismo para enfrentarse a las exigencias del medio.

 

 

En biología designa los cambios morfológicos y alteración de la conducta de los seres vivos, originados por las influencias del medio ambiente. En fisiología se habla de adaptación o acomodación de los órganos sensoriales a estímulos intensos o duraderos. En ciencias sociales se entiende el término adaptación como una aceptación de las demandas usuales de la sociedad o de un grupo concreto, y de las relaciones personales con los demás, sin fricciones ni conflictos. La adaptación familiar y escolar son dos formas específicas de adaptación social. También se habla de la adaptación como el proceso mediante el cual un grupo o institución establece una relación con su medio que le permite sobrevivir y prosperar. En psicología  se da una gran importancia al concepto de “adaptación”; J. Piaget, por ejemplo, considera dos aspectos opuestos y complementarios a un  tiempo: la  “asimilación” o integración de las influencias externas a las propias estructuras de la persona, y la “acomodación” al medio o transformación de las propias estructuras en función de los cambios del medio ambiente.

 

 

 

La adaptación de la especie humana

 

Todo organismo vive y se desarrolla en un medio ambiente concreto. Cada especie tiene su propio medio ambiente y vive adaptado a él. Los seres humanos, como cualquier otro ser vivo, tenemos también nuestro propio medio ambiente y a lo largo de millones de años de evolución hemos realizado un gran esfuerzo de adaptación a nuestro entorno. Durante siglos se pensó que las especies eran inmutables y que fueron creadas tal como se presentan en la actualidad. Hoy conocemos bien la teoría sobre la evolución de las especies y a su luz se da una explicación lógica, coherente y científica sobre la evolución de nuestra especie. Las características morfológicas, anatómicas, fisiológicas que presentan las diferentes especies están íntimanente relacionadas con el medio donde viven, con el tipo de vida que llevan y con las otras especies con las que se relacionan.

 

 

La evolución biológica de las especies presenta un carácter progresivo claro a lo largo de los millones de años de evolución de la vida. Por otra parte, en las estructuras encefálicas de algunas especies se produce un aumento gradual de la capacidad para recibir y procesar información, a medida que vamos avanzando en la escala evolutiva. Este progreso da lugar en los primates superiores a unas cualidades psíquicas muy destacables; concretamente en el género Homo se manifiesta una espectacular discontinuidad psíquica en relación con sus predecesores, manifestada por la aparición de la conciencia reflexiva y la capacidad de razonamiento. Ello posibilita una “novedosa” forma de adaptación al medio hasta entonces desconocida.

 

 

El ser humano al nacer es el ser peor dotado del conjunto de los seres de la tierra; pero cuando alcanza su desarrollo es el más poderoso de todos ellos. El hombre ha logrado sobrevivir mejorando las respuestas a las condiciones del medio donde vive. El hombre acciona y reacciona frente al mundo exterior, le arranca la subsistencia y evita sus peligros gracias al “equipo” de que dispone. Así como los animales nacen con su propio equipo, que forma parte de su cuerpo (el conejo tiene patas para cavar, el león zarpas y dientes para desgarrar la presa, el castor incisivos para cortar los árboles), el hombre tiene muy pocos accesorios de esta clase e incluso los que tenía los ha ido perdiendo a lo largo de la evolución biológica. Algunos hombres primitivos tuvieron incisivos salientes incrustados en sólidas mandíbulas o unos brazos largos y fuertes que constituían sus únicas armas para defenderse frente al medio. Sin embargo, en el hombre moderno estos elementos han perdido importancia y han sido substituidos por accesorios extracorporales que usan y abandonan a su voluntad: fabrican picos y palas para cavar, hachas para cortar madera, armas para cazar y matar animales, casas de madera, piedra o ladrillo para guarecerse de la intemperie. La vida social y el lenguaje posibilitaron la colaboración, la puesta en común de los descubrimientos individuales y la transmisión de los conocimientos adquiridos de una generación a otra. Todo ello contribuyó al desarrollo del cerebro y la inteligencia.

 

 

 

Nuestra especie dominadora de la naturaleza

 

La especie humana en su caminar histórico ha demostrado una gran capacidad de adaptación al medio. Aunque su equipo natural es menor que el de los demás seres vivos (más indefenso físicamente ante la naturaleza que los animales), el hombre está dotado de dos cualidades que le han permitido dominar la Naturaleza: la habilidad de sus manos y la inteligencia.

 

 

En cuanto a la primera, un hito importante se produjo cuando este ser en evolución pudo ponerse de pie mediante la transformación de la pelvis y dejar libres sus manos. La inteligencia se va desarrollando paralelamente, en su mayor parte durante el Cuaternario. La importancia de la habilidad manual está en la capacidad que tiene para fabricar útiles con unos fines determinados, a diferencia del animal, que aunque utiliza algunos objetos para ciertos fines, no es capaz de transformar dichos objetos para fabricar otros como el hombre.

 

 

La inteligencia es la que principalmente hace avanzar al hombre en su equipamiento espiritual y desarrollo de la mente. Gracias a su inteligencia ha creado una serie de “técnicas” para el máximo aprovechamiento de los recursos que nos ofrece la naturaleza, con el fin de asegurar su supervivencia. El hombre que es el animal menos dotado físicamente para enfrentarse a los desafíos del medio, desarrolla su capacidad manual e intelectiva, únicos recursos con los que cuenta ante el reto ambiental y, a través de ellos, se ha convertido en el dueño de la Naturaleza.

 

 

En este progresivo dominio de la Naturaleza la aparición del lenguaje jugó un papel fundamental. Poco a poco va perfilando un lenguaje articulado mediante el cual podrá expresar su pensamiento. Va a disponer, pues, de un mecanismo de transmisión novedoso, el lenguaje, que le capacita para transmitir a otros sus propias experiencias y aprendizajes. La transmisión de la experiencia y el bagaje acumulado a través del tiempo ya no se realiza por “herencia genética” como en las demás especies sino mediante “enseñanza”.

 

 

Así pues, tenemos que la especie humana se diferencia de las demás especies en tres aspectos fundamentales: diferencias somáticas (es el ser más erecto de la creación, diferencias en mandíbulas, manos, estómago, etc.) diferencias fisiológicas (cromosomas, proceso neuronal…); diferencias psíquicas (es el ser pensante por naturaleza: aparición de la conciencia reflexiva y la capacidad de razonamiento). Mediante esta adaptación tan singular (no tanto “biológica” sino “cultural”), el animal humano logra hacerse relativamente independiente de las condiciones ambientales, al ser capaz de modificar su entorno y transformarlo para acomodarlo a sus necesidades.

 

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